En nuestra Vicaría seguimos con los cambios.
El pasado lunes, 22 de enero se llevó a cabo la entrega de la parroquia Santa María de Caná, por parte del padre Giovanni Chinchilla al padre Jesús Daniel Gordillo.
A continuación les dejamos la nota de gratitud que nos deja el padre Giovanni, tras su pasó por esta parroquia de nuestra Vicaría:
¿Qué le deja el paso por la Vicaría?
He de estar profundamente agradecido al Señor por la experiencia de vivir estos años de ministerio dentro de la Arquidiócesis de Bogotá y particularmente la Vicaría Episcopal Territorial de Santa Isabel de Hungría. El sr. Cardenal nos comentó que seríamos cordialmente recibidos por los compañeros sacerdotes y realmente ha sido así. A pesar de que no somos parte de su clero y que venimos de tierras extranjeros, la amistad, cercanía, compañerismo, apoyo en el trabajo pastoral por parte de los hermanos sacerdotes ha sido muy fraterna. Particularmente agradezco a mis hermanos del Arciprestazgo 8.5, todos jóvenes y con espíritu de hermandad nos han tendido una mano de amigo sacerdote.
¿Qué significó para su ministerio?
Bueno, será muy difícil reducir a pocas líneas todas las múltiples experiencias vividas sacerdotalmente en esta Vicaría Territorial. A pesar de estar en una zona muy vulnerable y conflictiva, compleja por sus múltiples problemas de todo tipo, las experiencias vividas fueron un gran estímulo para dejar la huella de Cristo Buen Pastor en esta zona. Nos encontramos con problemáticas muy fuertes, como la destrucción de viviendas pobres por parte de grupos armados del Tren de Aragua, jóvenes asesinados indiscriminadamente, venta y microtráfico de drogas en muchas partes, violencia familiar en los núcleos de los niños que participan de nuestro Programa “Casa Caná” de la Fundación San Antonio REDES. Sin embargo, en todos estos contextos nos buscaron para encontrar un bálsamo o caricia del amor de Dios a través de la figura del sacerdote. Tengo que afirmar claramente que siempre me respetaron como sacerdote y nunca me mostraron adversidad o rechazo. Todo lo contrario, siempre tuvieron una mano extendida o recibieron la mía cuando se las mostraba. Otro grupo de personas, más cercanas a la comunidad, se organizaron para la mejora de los caminos y accesos a sus viviendas, en las realidades que el Estado ha ignorado u olvidado por completo. Era grato ver grupos de papás ofreciendo sus días de descanso o festivos para ayudar en la mezcla del concreto y hacer veredas, aceras y hasta puentes que embellecieron el contorno de las viviendas. Disculpen si me alargo, pero no puedo dejar pasar que, varios pastores protestantes entablaron una linda amistad conmigo en el paso de estos años por la parroquia. Nunca fueron hostiles ni refractarios a mi persona, y con gusto y agrado me brindaron su amistad, a pesar de las diferencias de creencias.
¿Cuál cree que es la herencia que deja en la comunidad?
No creo que esté dejando una herencia. Creo que he sido enriquecido con una comunidad que me brindó su amistad, cariño y paciencia. Sin importar que fuera de lejanas tierras. Las experiencias vividas han sido más bien para mí una herencia que marca mi ministerio. He procurado sembrar el Evangelio y dejo al Señor y a mi sucesor el fruto de esta labor.
Padre Giovanni, estamos seguros que su amor por el servicio al Pueblo de Dios seguirá redundando en bendiciones donde quiera que el Señor lo envíe.
¡Bienvenido, padre Jesús!